Sesgos en la Toma de Decisiones

Posteado el 13. Abr, 2022 por en Otros temas

Hace un par de meses visitando librerías -cosa que hago con mucho placer en cualquier lugar del mundo que visito-, me tope con una publicación de Harvard Business Review cuyo título: “La falsa ilusión del éxito” me atrapó de inmediato. Tanto más cuando su autor -Daniel Kahneman- es un psicólogo israelí  que obtuvo el exótico privilegio de recibir el Premio Nobel de economía en el año 2002. Allí Kahneman retoma en forma práctica y breve el tema de los sesgos en la toma de decisiones y describe especialmente en como el “exceso de optimismo” socaba la calidad de las mismas produciendo desde fuertes demoras y costos no calculados. Observa que en general las evaluaciones de riesgos suelen estar muy influidas por las personas que construyeron los proyectos y que luego probablemente también tomarán a cargo la ejecución… y esto no es aconsejable.

Considerando que en el mundo empresarial el optimismo es una actitud muy valorada ya que se requiere de el para generar iniciativas, sembrar en los colaboradores el espíritu emprendedor y también el requerido entusiasmo de la conquista, es una fuente de gruesos errores que suelen pagarse caros. Uno de sus ejemplos preferidos son las Fusiones & Adquisiciones y nuevos emprendimientos que suelen darse en momentos de expansión económica y que erran en sus pronósticos en forma grosera  ¿Cómo puede suceder?. Kahneman plantea que el principal problema consiste en que sus evaluaciones dependen de lo que llama mirada interna que consiste en una especie de fascinación con las propias ideas y en la búsqueda inteligente pero sesgada de argumentos y datos que apoyan su aprobación.

Esta mirada interna promueve el sesgo de confirmación que consiste en negar datos y factores que podrían contrariar las opiniones iniciales y acumular otros que las respaldan. Uno de los más graves en este sentido es negar el poder de fuego, la inventiva y las capacidades diferenciales de la competencia cuyos movimientos inesperados pueden modificar dramáticamente los escenarios imaginados. Además, esas opiniones iniciales están también teñidas por el sesgo de anclaje que hace que una vez considerado un % de beneficio o pérdida, las especulaciones sobre su incremento o detrimento tiendan a mantenerse sin variantes signficativas.

Otro psicólogo famoso, Daniel Goleman autor del best seller “La inteligencia emocional”, trata el mismo tema en su artículo “La fórmula del fracaso” donde describe cómo el presidente Kennedy tomó la desafortunada decisión de derrocar a Castro mediante un ataque militar que se perpetró en abril del 61 y se conoce como la tristemente famosa batalla de Playa Girón.

Refiriéndose al fallido proceso de toma de decisión Goleman dice :“……Cada uno de esos errores podía haberse evitado si se hubiera recurrido a la información de que disponían uno u otro miembro del grupo :  habría bastado con pedirla o que ellos la presentaran. Nadie hizo nada de nada, todos estaban dominados por el pensamiento grupal…” A continuación, y en coincidencia con Kahneman, describe el primer componente de ese pensamiento como La Ilusión de invulnerabilidad. En este caso, Kennedy acababa de ser elegido, había una fuerte corriente de optimismo en todo el gobierno, se sentían frente a un horizonte de grandes oportunidades y dominaba la sensación de nada puede salir mal. Instalada  esta ilusión, a continuación suele crearse: La ilusión de unanimidad. Debida a ella todos los participantes se inclinan a evitar que aparezcan los desacuerdos latentes. Nadie quiere ser el aguafiestas de un grupo de gente tan brillante. Esto mismo genera otro sesgo: la supresión de las dudas personales. Esta suele requerir de la aparición de un Custodio autodesignado que se ocupa de desalentar el uso de información que contraríe la inclinación grupal. En este caso ese rol lo desempeño el poderoso fiscal general de USA y hermano del presidente, Robert Kennedy.

En definitiva, de ninguna manera se trata de eliminar el optimismo. Todo lo contrario. Todo emprendimiento requiere de una cuota de idealización de los resultados, negación de las dificultades y omnipotencia de los agentes que llevarán adelante el proyecto. Estos son componentes emocionales normales sin los cuales ningún análisis terminaría en acciones. Solo se trata de estar advertidos acerca de cómo funcionan estos verdaderos influencers del pensamiento humano, que pueden amenazar la calidad de la toma de decisiones y desestimar la necesidad de contar con buenos Planes alternativos.

Jorge O. Hambra

Director del Club Argentino de Negocios

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