Incendios Forestales

Posteado el 13. Jun, 2022 por en Artículos, Empresas Familiares, Protocolo Familiar

Una de las formas más frecuentes de prevenir los grandes incendios forestales consiste en generar pequeños incendios forestales. Esta técnica se basa en la práctica de someter al sistema – por ejemplo un bosque – a minicrisis controladas, evitando de esta manera que prospere la inestabilidad requerida para generar una catástrofe de escala incontrolable.

Muchas grandes corporaciones, apelan a este método con la finalidad de movilizar la Tensión creativa de su gente, ya que es una de las tácticas usadas para mantenerlas en estado de antifragilidad. Personalmente he participado en varias de estas intervenciones y son muy interesantes. Pero las Empresas familiares [EF] no pasan las mismas cosas. En muchas de ellas, las capacidades para aprovechar los cambios repentinos del entorno forman parte de sus Ventajas Comparativas.

En efecto, desde el famoso artículo publicado en 1976 por Louis Barnes & Simon Herson en Harvard Business Review, se empezó a consolidar la idea de que las EF no conforman un estadio subdesarrollado de las empresas cotizantes en Bolsa, sino que son en sí mismas una forma estable de organización productiva con características diferenciales. En consecuencia no todos los métodos, políticas y procedimientos, que las escuelas de negocios recomiendan a las corporaciones, son aplicables en las EF. La táctica de los Incendios forestales tampoco, excepto en un caso fundamental.

Sucede que, en la medida que la empresa crece y la familia también, se agudiza la necesidad de que ambas se profesionalicen. Esta necesidad intrínseca promovida por el éxito y el consecuente incremento de complejidad no se resuelva mediante la contratación indiscriminada de universitarios. A lo que el término Profesionalización refiere es a la incorporación de habilidades que permiten que la EF se auto-organice en base a procedimientos estandarizados. Esto es, métodos que permitan que los colaboradores 1) no tengan que inventar la rueda a cada instante, 2) no tengan que esperar que toda decisión baje desde el despacho de la Dirección y 3) que los Directivos no tengan que asegurar la controlabilidad en base a su omnipresencia personal.

Entonces, si estuviéramos hablando de una empresa anónima con lograr estos tres objetivos bastaría. Pero, cuando se trata de Negocios de familia, esto no es suficiente. Para asegurar su sostenibilidad a largo plazo las EF necesitan, además, profesionalizar las relaciones entre la empresa y la familia.

Una de las formas de lograrlo es mediante el cuidadoso desarrollo participativo del Protocolo Familiar [PF]. Ahora bien la construcción responsable de un PF se hace inevitablemente promoviendo la ocurrencia de variados “micro incendios forestales”. Es otras palabras, aceptando la emergencia de conversaciones incómodas que es imprescindible conversar.

Cuando esto no ocurre y los micro incendios son sistemáticamente evitados en función de preservar el confort de los implicados, lo más probable es que esta herramienta de gestión pierda enteramente su valor, ya que su construcción debe implicar tanto la escenificación de situaciones conflictivas probables como la preconcepción de los modos en que deberán ser abordadas si sucedieran. Y en muchas de ellas, el consenso no se logra hasta no haber superado varias conversaciones incomodas que -si se dan sobre situaciones solo probables-, cuentan con la ventaja de carecer de la fuerte carga emocional con que contarían si esos mismos hechos no fueran hipotéticos sino reales.

Jorge O. Hambra

Director, Club Argentino de Negocios de Familia

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